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Espigoladors, un proyecto que pone en valor las frutas imperfectas


La comida no se tira, y nada debe quedar en el plato, por respeto a quienes no tienen qué comer, son mensajes con los que muchas criaturas han crecido, y crecen. Mireia Barba (Barcelona, 1975) fue una de ellas. Pero ella, además, creció viendo recoger frutas y verduras en el huerto de su abuelo, en Gelida (Alt Penedès). Las formas raras de los limones que les regalaba un curioso limonero familiar le sirven para explicar ahora que la imagen de una fruta de formas, tamaños o colores diferentes puede dar juego en un mercado global que solo vende lo estándar. “Para mí aquellos limones de formas raras que recogíamos y que no vemos en las tiendas eran normales”, precisa Mireia Barba.

Historia del nacimiento de la empresa “Espigoladors”

la fuente de inspiración para crear una empresa social viene de donde menos lo esperan, como le pasó a Mireia Barba, de 38 años: "La profesora de mi hija me dijo que le estaban dando a los niños la opción de elegir medio bocadillo en vez de uno entero para concienciarles sobre el desperdicio de alimentos porque había niños catalanes que solo tenían una comida al día". Comenzó a frecuentar comedores sociales para conocer de cerca la situación, y en uno de ellos estaba Silvia, una madre de dos niños que llevaba cuatro años en paro. "Me contó que un día vio al tendero tirar fruta en el contenedor. Se acercó y vio que, aunque estéticamente no estaba bien, aún podía comerse".

La historia de Silvia hizo que Barba se decidiera a crear Espigoladors, una empresa de elaboración de productos alimenticios que utilizará residuos como materia prima. Los recogerá de supermercados, plantaciones y cooperativas: "Todos con los que he hablado han querido colaborar. A nadie le gusta tirar comida. En Cataluña, se tiran 720.000 toneladas al año entre negocios de restauración, supermercados y el sector agrario". La creación de empleo es otro de los objetivos. Un pequeño porcentaje de los productos recogidos se pone a un lado para convertirse en sopas, mermeladas y jugos, que se venden bajo la marca de Es Im-perfect.


“El nombre es una declaración de nuestra intención”, dice Barba. “Es una marca que tiene como objetivo proporcionar valor a los restos, imperfectos y feos.” Es Im-perfect da trabajo a tres personas y tiene planes de expandir sus operaciones el año que viene. Sus productos se venden en toda Cataluña, con unos beneficios canalizados de nuevo en Espigoladors para cubrir gastos como los costes de transporte. Lo que sustenta gran parte del trabajo de Espigoladors es el empuje para desenredar la estética de la idea de lo que es comestible. Barba y su equipo a menudo promueven talleres para diversos grupos y niños, pasando fotos de limones con tres cabezas y patatas en forma de corazones. “A los niños les resulta divertido,” dice ella. “Nunca han visto nada igual, porque todos los productos del supermercado tienen el mismo aspecto”. El proyecto funciona por Barcelona pero se está expandiendo a otras áreas de Cataluña. Los organizadores esperan que la idea se extienda por España como un antídoto a la enorme cantidad de comida que se desperdicia. “A veces, recogemos hasta una tonelada en una mañana”.

La empresa “ Espigoladors”:

-Toca la inclusión social.

-Cuidado del medio ambiente.

-Reinvierten ganancias en el negocio.

-Donan parte de lo que recogen a quien le hace falta.

OBRADOR LABORATORIO

En el 2015 recuperaron 101.000 kilos de fruta y verdura, con la participación de 223 personas. En Cataluña se calcula que se tiran al año 262.471 toneladas de alimentos sólidos que serían aprovechables.

En abril de este 2016 prevén inaugurar un obrador en El Prat de Llobregat, donde harán conservas, patés vegetales y zumos, y “será laboratorio de innovación en la lucha contra el despilfarro alimentario”, anuncia Barba, quien espera facturar en el 2016 unos 100.000 euros. Espigoladors, constituidos como asociación, busca ahora inversores sociales (de 200.000 euros) que apuesten por un modelo transformador con alto impacto social y medioambiental. Un comité de ocho expertos de diferentes sectores, pero a nivel particular, como la cocinera Ada Parellada o Eduard Tenas, jefe de compras de Damm, validan las estrategias de Espigoladors, un modelo de economía circular “muy escalable y replicable con franquicias sociales”, dice Barba, que cuenta ya con varios premios.

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